martes, 22 de julio de 2008

Mirada crítica...

La educación, a través del tiempo, se ha enfrentado a dos grandes tipos de crisis: una crisis epistemológica y una crisis de la educación propiamente tal. Es así como diferentes paradigmas científicos han sido propuestos para paliar las diversas necesidades educativas. Entre ellas encontramos ideas surgidas a partir del positivismo (que por medio del fisicalismo pone énfasis en la explicación de las cosas proponiendo la educación como un hecho), la fenomenología (que da un toque interpretativo de las cosas, a través de la hermenéutica, proponiendo un significado a la educación como una vivencia) y el marxismo (que mediante un consenso dialógico por medio del entender, propone la educación como comprensión de la experiencia) y finalmente por medio del estructuralismo (que a través de un discurso-texto pretende trasformar la realidad). Ciertamente que es el positivismo aquel paradigma que ha resultado ser dominante en la educación actual.
Aparecen personajes como Edgar Faure, quien propone expandir la educación más allá de la escuela, es decir, una educación permanente; Jacques Delors, para el cual, la educación es la escuela y Jomtien “una educación para todos” plantean desde sus perspectivas, distintas medidas reformistas, las cuales son acogidas temporalmente sin tener algún efecto prolongado en materias educativas.
La crisis de la educación cobra especial fuerza en un contexto donde la política económica reinante es el neoliberalismo, es decir, se busca descentralizar y privatizar la educación. Bajo este modelo económico se sintetiza una crisis social a causa del paso de un capitalismo industrial a un capitalismo informacional donde se masifica la producción de servicios tecnológicos tales como internet, facebook, fotolog, blog, etc.
A pesar de los avances logrados en materia de tecnologías, los problemas en educación continúan existiendo. El modelo neoliberalista no combate las desigualdades sociales, ni tampoco actualiza los conocimientos de los educandos. Hoy en día existe una brecha bastante grande entre los colegios privados y municipales. Estos últimos otorgan una educación “básica”, en donde los alumnos utilizan las tecnologías como mero entretenimiento sin darle a esa utilidad una proyección a futuro.
Es por todo lo anterior, que el perfil de un alumno montessori se nos presenta como una posibilidad desafiante ante los cambios que presenta esta sociedad educativa, donde las TIC’s se muestran como herramientas atractivas para facilitar el aprendizaje, pero, que si no son manejadas con visión de futuro, no sirven de nada para la mejora de la calidad de la educación chilena.

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